Entre el fracaso, según la joven activista Greta Thunberg, y el acuerdo descafeinado, según los negociadores de países en desarrollo, está algo no menos importante: el papel que cumplen los periodistas para informar e interesar a la ciudadanía sobre el cambio climático.
Según a quién se le pregunte, la cumbre climática COP26 de Glasgow (Escocia) fue un éxito o un fracaso. También hay quienes la colocan en un punto medio. Lo cierto es que el Acuerdo de Glasgow, que aún mantiene viva la esperanza del Acuerdo de París de evitar que la temperatura media global sobrepase los 2 Cº –idealmente, los 1.5 Cº–, depende de que los países hagan bien su tarea ahora que regresaron a casa.
Aún no ha cambiado el hecho de que los últimos cinco años hayan sido los más calientes desde que se tiene registros y que las emisiones, en vez de disminuir, hayan aumentado a máximos históricos.
En el marco de esta cumbre se dieron anuncios interesantes alineados con la reducción de emisiones en distintos campos, la promovida descarbonización y un desprestigio cada vez mayor de los combustibles fósiles, pero sin perder de vista que son decisiones legalmente no vinculantes. Y a estas alturas –aún todavía en pandemia–ya sabemos que todo depende de factores y circunstancias políticas y económicas sumamente volátiles.
En un mundo cada vez más globalizado, donde los medios de comunicación buscan cómo sobrevivir y darse su lugar frente al tipo de información y también de desinformación que se genera a través de las redes sociales, el papel de los y las periodistas es fundamental.
Sin duda, el éxito del proceso climático depende también de una información veraz y del seguimiento a la rendición de cuentas que debe hacerse más allá de una cumbre climática
Si bien desde la adopción del Acuerdo de París veníamos viendo un aumento de las informaciones de prensa sobre cambio climático, la pandemia de la covid-19 hizo que cayera considerablemente, acentuando la brecha entre la realidad y lo que se informa.
El trabajo que realizan periodistas y profesionales de la comunicación en el tema climático no solo debe dar espacio a las distintas voces, sino también comprender y desmenuzar la complejidad de la crisis climática, sus expresiones técnicas y hacerla digerible y atractiva para las diferentes audiencias en su propio lenguaje.
Y por encima de todo, ganar confianza con un periodismo de calidad: uno que se base en la evidencia científica, pero que también interprete el complejo contexto político y económico internacional, que incide en la toma de decisiones, y aterrice la cuestión de la crisis climática en el ámbito de la vida cotidiana de las personas, cómo les afecta y de qué modo pueden hacerle frente.
El desafío es aún más complejo en una región como América Latina, que siendo responsable de menos del 10% de las emisiones globales, resulta ser la más vulnerable a los impactos porque es también la más desigual y, posiblemente, la que llega más dividida a las citas climáticas. Y en una cumbre como la de Glasgow, con una de las mayores cifras récord de acreditación de periodistas, los latinoamericanos podían contarse con los dedos de la mano.
Desde que la crisis climática dejó de ser un tema exclusivamente ambiental para convertirse cada vez más en uno económico, político y social, demanda una mayor participación e involucramiento de los periodistas.
Resulta que la ciudadanía en los distintos países no solo sabe a estas alturas que algo está pasando con el clima, sino que también le interesa, porque el cambio climático no es solo un asunto de expertos, es una corresponsabilidad de la sociedad para informarse y poder actuar.
Desde que la crisis climática dejó de ser un tema exclusivamente ambiental para convertirse cada vez más en uno económico, político y social, demanda una mayor participación e involucramiento de los periodistas
Una información de calidad sobre la crisis climática, sobre lo que sucede en las cumbres y cómo interpretar sus resultados desde una óptica global, regional y nacional, pasa también por una formación constante de periodistas y profesionales de la comunicación, así como el acceso a fuentes de información variadas y de calidad.
Un esfuerzo importante en este sentido, lo fue el Foro sobre Comunicación y Cambio Climático, organizado el pasado septiembre de 2021 por AECID y EUROCLIMA+, con apoyo de LatinClima, en el que más de 150 periodistas y profesionales de comunicación de 18 países de América Latina. En este evento tuvieron la oportunidad de entrar en contacto con fuentes de información de primera mano para analizar la situación previa a la COP26 y capacitarse en herramientas y nuevos formatos para comunicar el cambio climático de manera innovadora y efectiva a las diversas audiencias.
De ahí que la cooperación internacional cumple un papel relevante en fortalecer las capacidades de las y los profesionales de la comunicación para abrir cada vez más espacios informativos que permitan informar e incidir en la ciudadanía.
El cambio climático no es solo un tema de expertos, es una corresponsabilidad de la sociedad para informarse y poder actuar
La COP26 está lejos de terminar, en realidad apenas comienza para estos profesionales, ya que son los primeros llamados a darle seguimiento al cumplimiento del acuerdo y a todos esos anuncios que se hicieron a bombo y platillo en Glasgow; también a observar lo que los gobiernos están haciendo frente a los compromisos asumidos y lo que requiere y demanda la ciudadanía, en especial aquellas voces que son poco escuchadas, como las poblaciones y los sectores más vulnerables.
Un punto fundamental del Acuerdo de Glasgow es que pide a los países que forman parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, regresar a la COP27, que tendrá lugar a finales de 2022 en Egipto, con una versión más ambiciosa de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas o NDC. Pero el éxito de esto, y es ahí donde el periodismo está llamado a ejercer su poder fiscalizador, dependerá de qué tanto alcance esa ambición y qué tan rápido puedan implementarse las medidas propuestas para mantenernos todavía dentro de las metas del Acuerdo de París, lo que implica reducir las emisiones en un 45% para 2030.
Sin duda, el éxito del proceso climático depende también de una información veraz y de ese seguimiento a la rendición de cuentas que debe hacerse más allá de una cumbre climática. Cobra fuerza cuando cada delegación regresa a su casa a cumplir con la tarea y periodistas y profesionales de la comunicación siguen ahí, más presentes que nunca, para alzar la voz e informar sobre la situación del planeta.
Artículo publicado originalmente en Planeta Futuro de El País. Autoras: Katiana Murillo y Guiby Vargas. Katiana Murillo es de LatinClima y periodista especializada en cambio climático y desarrollo sostenible, Máster en Turismo Ecológico y Mercadeo Digital y miembro del Centro Científico Tropical, Earth Journalism Network y Greenaccord. Guiby Vargas trabaja en el Área de Comunicación de la Oficina Técnica de Cooperación de la Agencia Española de Cooperación (AECID) en Costa Rica.